jueves, 28 de enero de 2010

sangre y otros poemas

RAYMOND CARVER



Raymond Carver, escritor y poeta estadounidense, nació en 1939 en Clatskanie, Oregón. Conocido como uno de los mejores escritores norteamericanos de relatos breves. Pero no conocer sus poemas sería no conocer a Carver del todo.

Como él mismo dijo, su obra poética la consideraba más esencial y el medio con el mejor expresaba sus sentimientos.




“Sus poemas son la corriente espiritual de la que Carver extrajo sus cuentos”. Tess Gallagher




SANGRE

Éramos cinco a la mesa de juego
sin contar al croupier
y su ayudante. El hombre
de junto a mí tenía los dados
en la mano.
Se sopló los dedos, dijo:
¡Vamos, pequeños! Y se inclinó
sobre la mesa para tirar.
En ese momento, una sangre roja brotó
de su nariz, salpicando
el verde paño de fieltro. Soltó
los dados. Se echó hacia atrás pasmado.
Y luego aterrorizado cuando la sangre
corrió por su camisa abajo. ¡Dios mío!
¿qué me está pasando?
gritó. Se agarró a mi brazo.
Oí funcionar los motores de la Muerte.
Pero en aquella época yo era joven,
y estaba borracho, y quería jugar
.
No tenía por qué escuchar.
Así que me largué. No me volví ni siquiera,
ni encontré esto dentro de mi cabeza, hasta hoy.






LA CAÑA DE PESCAR DEL AHOGADO

Al principio no la quería usar.
Luego pensé, no, me revelará
secretos y me dará suerte
que es lo que entonces necesitaba.
Además, me la dejó a mí
para que la usase cuando fue a bañarse aquella vez.
Inmediatamente después, conocí a dos mujeres.
Una adoraba la ópera y la otra
era una borracha que había pasado un tiempo
en la cárcel.
Ligué con una
y empecé a beber y a reñir sin parar.
¡El modo en que esta mujer podía cantar y seguir bebiendo!
Fuimos directamente al fondo.





Utiliza una técnica aparentemente sencilla donde las sensaciones, las personas, las historias… parecen estar en suspenso, sugeridas, sin embargo, logra que impacten y queden grabadas en la mente del lector.






BAJO UNA LUZ MARINA CERCA DE SEQUIM, WASHINGTON


Empiezan los verdes campos. Y las altas, blancas
granjas después de los charcos de la marea,
y aquellos pequeños cangrejos
listos para echar a correr, o darse la vuelta, si
levantábamos la roca debajo de la que vivían. La languidez
de aquella carretera del campo. Hablando de París,
nuestro París. Y luego encuentras ese sitio en el libro
y me lees la vida de Anna Akhmatova allí con Modigliani.

Sentados en un banco de los jardines de Luxemburgo
bajo su enorme sombrilla negra
recitándose a Verlaine el uno al otro
. Los dos
“todavía no alcanzados por el futuro”. Cuando
allá en el prado vimos
a un joven desnudo de medio cuerpo para arriba
y con los pantalones remangados,
como un antiguo remero. Nos miró sin curiosidad.
Se quedó allí observándonos indiferente.
Luego nos dio la espalda y siguió con su trabajo.

Mientras pasábamos como una hermosa guadaña negra
por aquel paisaje perfecto.


Poemas que hablan de soledad, alcohol, falta de dinero, desempleo… temas que conocía bastante bien.


EN BUSCA DE TRABAJO

Siempre he querido trucha de montaña
de desayuno.


De repente, encuentro un sendero nuevo
a la cascada.

Empiezo a tener prisa.
Despierta,

dice mi mujer,
estás soñando.

Pero cuando intento levantarme,
la casa se ladea.

¿Quién está soñando?
Es mediodía, dice ella.

Mis zapatos nuevos esperan junto a la puerta,
relucientes.




Proveniente de una familia problemática, padre alcohólico y una madre no muy equilibrada. Acabó de empleo en empleo y mal pagados, casándose a los 18 años, matrimonio que acabó en ruptura, alcoholismo… esto fue su vida durante años, por lo que sus experiencias más duras unidas a su talento y sensibilidad, se convirtieron en los principales nutrientes de su obra.



AMENAZA

Hoy una mujer me señaló y dijo algo en hebreo.
Luego se echó el pelo atrás, tragó saliva
y desapareció. Cuando volví a casa,
tembloroso, tres carros estaban junto a la puerta con
uñas asomando entre las sacas de trigo.



Para Carver además, escribir poemas era una necesidad vital. Comenzó su carrera como Poeta, sin embargo lo que le proporcionó mayor reconocimiento fueron sus relatos. A pesar de eso, jamás se dejó llevar por las posibles imposiciones que caben esperar y siempre escribió lo que quiso, especialmente al final de su vida, y eligió la Poesía.




DOS MUNDOS

En el aire denso
con olor a azafrán,

sensual olor a azafrán,
miro cómo desaparece el cielo limón,

un mar que cambia de azul
a negro aceituna.

Miro el relámpago que salta desde Asia como
dormido,

mi amor se agita y respira y
se vuelve a dormir,

parte de este mundo y sin embargo
parte de aquél.


En su último libro, una recopilación de poemas titulado “Un sendero nuevo a la cascada”, rinde homenaje a Chéjov, a quien incluye en la obra haciéndola parte de la misma como anteriormente ya hizo con el libro de relatos “Tres rosas amarillas”.
Parecía existir cierto paralelismo entre Chéjov y Carver, quizás es muy acertado llamarle “El Chéjov americano” como hicieron algunas revistas.

También sentía una gran admiración por Antonio Machado, a quien dedicó el siguiente poema:


ONDAS DE RADIO



La lluvia ha cesado, y la luna ha salido.
No entiendo nada de las ondas de radio.
Pero creo que se transmiten mejor justo
después de llover, cuando el aire está húmedo.
En cualquier caso, ahora puedo coger Ottava, si quiero,
o Toronto. Últimamente, de noche, me sorprendo
ligeramente interesado por la política canadiense
y sus asuntos internos. Es verdad. Pero normalmente
lo que buscaba era sus emisoras con música. Me siento
aquí en la butaca y escucho, sin tener nada que hacer,
o pensar. No tengo televisor, y dejé de leer
los periódicos. De noche pongo la radio.

Cuando escapé aquí trataba de alejarme
de todo. Especialmente de la literatura.

De lo que ella entraña, y de lo que trae a rastras.
Hay en el alma un deseo de no pensar.
De estar quieto. Emparejado con éste,
un deseo de ser estricto, sí, y riguroso.
Pero el alma también es una afable hija de puta
no siempre de fiar. Y olvidé eso.

Escuché cuando dijo: Mejor cantar a lo que se ha ido
y nunca volverá que a lo que aún sigue
con nosotros y estará con nosotros mañana. O no.
Y si no, también está bien.
Tampoco importa demasiado, dijo, si un hombre nunca canta.

Esa es la voz que escuché.
¿Puede imaginarse que alguien piense cosas así?

¡Qué absurdo!
Pero tengo estas estúpidas ideas de noche
cuando me siento en la butaca y oigo la radio.
Entonces, Machado, ¡su poesía!
Era como un hombrecillo mayor que se vuelve
a enamorar. Una cosa digna de observar,
y embarazoso, además.

Y llevo tu libro a la cama conmigo
y me duermo con él a mano. Un tren pasó
en mis sueños una noche y me despertó.
Y lo primero que pensé, el corazón acelerado
allí en el dormitorio a oscuras, fue esto:
Todo es perfecto, Machado está aqui.
Entonces me volví a dormir.
Hoy llevé tu libro conmigo cuando salí
a dar mi paseo. “¡Presta atención!” -decías,

cuando alguien preguntó qué hacer con su vida.
Conque miré alrededor y tomé nota de todo.
Luego me senté al sol, en mi sitio
de junto al río desde donde puedo ver las montañas.
Y cerré los ojos y escuché el sonido
del agua. Luego los abrí y me puse a leer
«Abel Martín».

Esta mañana pensé mucho en ti, Machado.
Y espero, incluso cara a lo que sé de la muerte,
que recibirás el mensaje que pretendo enviarte.

Pero está bien aunque tú no lo recibas. Que duermas bien.
Descansa. Antes o después espero que nos veamos.
Y entonces yo podré decirte estas cosas directamente.




Cuando parecía irle todo bien, recuperado de su alcoholismo, con una estupenda relación con su mujer y editora Tess Gallagher, éxito profesional… en 1987 le diagnosticaron cáncer de pulmón.

A pesar del temido e irremediable final nunca dejaron de hacer planes de futuro, Carver incluso, al igual que hizo Chéjov miraba los horarios de trenes que partían desde su ciudad, y es que una parte de él esperaba librarse de la enfermedad.

Escribió en su diario: “Cuando ya no hay esperanza, lo único cuerdo que queda es aferrarse a unos frágiles asideros”.

En 1988 murió a la edad de 50 años, aún joven para desaparecer y en su mejor momento, pero consiguió lo que más ansiaba:







ÚLTIMO FRAGMENTO

¿Y conseguiste lo que
querías de esta vida?
Lo conseguí.
¿Y qué querías?
Considerarme amado, sentirme
amado en la tierra.

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